Relatividad de la evolución
La Relatividad de la evolución, mientras transcurre la vida, me doy cuenta de que el “tiempo”, es lo que menos importa, cuando nos referimos a “evolución” de pensamiento social, el paso de eras, siglos, décadas, semanas, días, segundos, pues ello no puede afirmar, ni aseverar que realmente hemos evolucionado como sociedad. Un intento de desglosar, diseccionando a este punto que siempre me cautiva —paralelos del tiempo—, y a la vez una imagen deslucida de un inverosímil avanzar, mi intención, no es creer en un mundo plano, pero si armónico, en el que se use el raciocinio, para andar.
La relación y convivencia humana, perpetúan una paradoja, “realmente resalta, rige, nuestra razón ante la de la especie animal”, dejando que desear en muchas instantes, volcados en intransigencias, pretendemos superioridad, arrastrando cadenas que nos alejan de ese pleno transcurrir.
Ahora bien, me encantaría resaltar que en cada era hubo alguien que se detuvo, realmente a preguntarse, buscar, entender, analizar, comprender, para luego asimilar y poder exponer, expresar, en diferentes medios, ciencias, artes, sociología, filosofía, y una diversidad de ramas que de una u otra forma se hermanan para encontrar respuestas, sobre la razón de ser, estar, permanecer. El punto que quiero tocar, va más allá, tiene que ver con los reales legados, “La médula” dejada por grandes personajes de aquellas eras, que se quedarían estupefactos con ese desnivel de avance en comprensión, en la extensión del pensamiento de la humanidad en la actualidad.
Ya decía Leonardo da Vinci:
«La constancia no está en empezar sino en preservar».
«El placer más noble es el júbilo de comprender».
«Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de estos».
Y así podría enumerar una lista extensa de este hombre, creador, inventor, arquitecto, y más, que con su sabiduría, ha sabido permanecer entre nosotros, que yendo más allá de su genialidad, tenía una mirada fija en su interior para intentar entender al humano, filosofía de vida que se imparte en un yo habitualmente, para trastocar el espacio habitado que nos rodea. Ya su época era compleja, pero él era, un ser sin tiempo, y es ello que quiero tocar en este escrito, es que va más allá, su intención, era derribar barreras, era entender más que conformarse, encontrando armonía en su viaje de comprensión.
Y quién más que Albert Einstein, podía decir:
«Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas»
«Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo»
«Toda la ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento cotidiano»
«¡Triste época es la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio!»
Erizada mi piel, ante el evidente profundizar, genios de eras que traspasaron su visión, y así mismo, la más complicada hazaña era poder encontrar comprensión, cadencia en el actuar humano. Me quedo en la última cita, y él hablaba de su época, puedo en este instante utilizarla, con lo dañado que está el mundo, por los prejuicios, parece que he quedado estancados en ciertos aspectos.
Friedrich Nietzsche
«El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo»
«Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos»
Aquí Friedrich Nietzsche, filósofo, poeta, músico, y más, el en sus citas deja ver ese descontento, esa constancia de dejar traslucir lo que realmente somos, y ese sin sabor que le dejaban los humanos ante su actuar, por ello su exaltación ante la teoría de que procedemos de los monos, ante la bondad de primates.
Y así solo he mencionado tres geniales mentes de la época, y sus citas, (pero tengo una lista amplia), y he podido sentir que están aquí, bajo otro contexto, pues en ese desnivel de crecimiento, cada frase es tan nuestra en esta era. Mi enfoque está relacionado a esa relatividad clara del avance de los seres en pensamiento, de convivencia pocas veces saludable, sin evitar la contienda.
Ahora es cuando en que la tecnología nos ha contribuido, refiriéndome al mayor expositor de opiniones de la época, las redes sociales, para plasmar ese escenario claro de la masa, de frustraciones e iras contenidas, contra lo diferente, y como la religión a través del tiempo ha menguado en los seres, cómo se vuelven soldados sin comprensión, con la esperanza de ese paraíso redentor; fideísmo, que te hace luchar por algo que muchas veces leíste y no entendiste, o simplemente se deforma para hacerlo suyo. Prejuicios tan viscerales, que se inclinan a diferentes aspectos de la sociedad, desavenencias sociales, sexuales, racismo, misoginia, fascismo, entre otros desdeñables sentires, que no hemos podido erradicar en la sociedad, y que en esta era se ven tan expuestas, nunca antes vista desde este enfoque.
Pues creo que cada uno de nosotros puede indagar, descontaminarse, contribuir, sin justificación alguna, esta en nosotros poder, desviar el camino, contribuir con nuestras capacidades, ganas de querer hacer que nuestras vidas tracen nuevos senderos que le den ese aire fresco, a esa densa humareda que intenta avasallarnos, que desencadena malos sentires, odios, y dolores que dejan huellas perversas en la historia. Que si le sacamos provecho a cada átomo de nuestro ser, y dejamos deslizar ese fluido comprender, respetándonos los unos a los otros cual fuere nuestras creencias, nacionalidades, sexualidad, y demás diferencias, para fundar esa nueva sociedad mientras dure nuestra existencia.